¿Cómo decirle a tu jefe que esta equivocado?

No se le puede hacer peor daño a un equipo que darle un mal jefe…

Héctor Sosa
4 min readFeb 7, 2019
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Aún los buenos jefes, cuando tienen la perspectiva incorrecta, pueden llegar a impactar severamente la productividad de su equipo; intencional o no, es de vital importancia hacerles saber esto. Retroalimentar a tu jefe es tan esencial para tu propio éxito, como para el de toda tu organización.

Recuerda, los buenos jefes siempre apreciarán mucho que sus colaboradores le brinden retroalimentación.

Sin embargo, decirle a tu jefe que esta equivocado, resulta ser bastante difícil. Pero tienes que reconocer qué tan culpable es quién observa una oportunidad y no la toma, como aquél que mediocremente la toma sin aprovecharla.

Independientemente de quién tenga la razón, el diálogo sincero siempre le dará a tu jefe la oportunidad de tener una nueva perspectiva sin lastimar su sentido de autoridad.

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Si no eres estratégico, retroalimentar a tu jefe (o “Coaching Up” en inglés) puede llevar tu carrera a la ruina; pero en contraste, si lo haces bien, puede llevarte en la vía rápida al crecimiento profesional. A continuación, un par de consideraciones claves para ayudarte en este reto:

1. Ellos conocen más del negocio que tú reconocer esto es la base de la comunicación entre ambas partes. Ambas perspectivas son (o deberían ser) distintas; la tuya más técnica y específica, mientras que la de tu jefe más amplia y gerencial. Aunque no se cumpla precisamente así, toma en cuenta que no puedes retroalimentar a tu jefe sin fundamentarte en (lo que debería ser) su perspectiva, da consejos amplios y pertinentes que abarquen los aspectos organizacionales que estén más allá de tu trabajo en específico.

2. Siempre enfatiza cual sería el beneficio para la organización — sólo porque algo no te guste o pienses que se pueda hacer distinto, significa que tienes suficiente justificación para cuestionar a tu jefe. Plantea tus preocupaciones en conjunto del beneficio (basado en razonamiento lógico) para la organización.

3. Mejor haz preguntas, que declaraciones (o peor aún acusaciones) — abre la puerta al diálogo y ayúdales a comprender tu punto de vista. La mejor manera de lograr esto es mediante preguntas en vez de declaraciones. Dile a tu jefe que te ayude a comprender más que cuestionarlo en un determinado tema. Independientemente de quién tenga la razón, el diálogo sincero siempre le dará a tu jefe la oportunidad de tener una nueva perspectiva sin lastimar su sentido de autoridad.

4. Crea unidad y cohesión mediante “Nosotros” en vez del distante “Yo” — el uso clásico de la palabra “nosotros” siempre funciona en el subconsciente. Cuando discutas problemas o preocupaciones, utiliza “nosotros” para reforzar tu perspectiva organizacional como un todo y no exclusivamente a ti como individuo. No sólo te alejes del individualista “Yo”, también evita usar “Ellos”, para referirte a otros superiores u otros colaboradores, nunca dividas al equipo, siempre piensa en unidad.

5. Plantea la situación por escrito antes del hecho — Siempre que puedas, escribe en un correo con el plan que utilizarás para abordar a tu jefe. Cuando anticipes tener conversaciones delicadas, siempre es bueno respaldar tus intenciones a través de un medio escrito. Envíate un correo con los puntos a discutir y sabrás que estarás a salvo en caso lo necesites. En caso que no puedas anticiparlo, siempre mándate un correo registrando lo sucedido lo más pronto posible mientras tienes los hechos frescos en tu mente y verás que servirá el mismo propósito.

6. No te saltes la jerarquía sin comunicarlo — en organizaciones abiertas, muchas veces nos vemos tentados en ir al jefe de tu jefe cuando sientes la necesidad de resolver algo de inmediato. Esto es un grave error, siempre busca la manera de incluir a tu jefe al hablar con alguien superior a él. No sólo te lo agradecerá, sentarás un precedente de madurez y respeto por las jerarquías organizacionales, aún cuando tienes que retroalimentar un tema tan crítico para la organización.

7. No te permitas tomar acción cuando estés molesto o emocional — evita conversaciones importantes o delicadas cuando sientas que tu razonamiento puede dejarse llevar por tus emociones. Una regla sencilla, piensa al menos 48 horas a 1 semana entera antes de abordar una tema delicado, esto te dará suficiente tiempo para analizar tu perspectiva y asegurar una retroalimentación exitosa.

Conclusión

En caso de que todo falle, dale vuelta a la hoja. Si ya tomaste todas las alternativas para genuinamente retroalimentar a tu jefe, ayudarlo en tener éxito y aún así no miras cambios substanciales, quizá sea tiempo de que busques otras oportunidades.

El hecho que seas ese colaborador que busque el bien organizacional a pesar de circunstancias adversas, demuestra mucha actitud y fomentará una experiencia que te hará un fuerte candidato para tu siguiente oportunidad.

Recuerda, los buenos jefes siempre apreciarán mucho que sus colaboradores le brinden retroalimentación. Si eres un colaborador, no dudes en hacerlo. Si eres un jefe, no le hagas pensar distinto a tus colaboradores.

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¿Qué experiencias (buenas o malas) has tenido retroalimentando a tus jefes y qué aprendiste de tu experiencia?

Adaptado de “Coaching Up — How to Give Feedback to Your Boss” por Blake Gossard

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